Cuando analizamos un móvil solemos centrarnos en las cifras, pero en las de las especificaciones. Si hacemos un análisis somero quizás sólo nos fijemos en el número de núcleos del procesador, en las pulgadas de la pantalla o en los mpx de la cámara de fotos.
Si miramos un poco más a fondo quizás queramos saber la frecuencia del reloj de cada uno de esos núcleos, la cifra de tres dígitos que nos da la densidad de píxeles o el amperaje de la batería.
Son todas cifras que pueden darnos cierta idea de cómo es un móvil aunque sabemos que esas cifras no sirven per se y que a la hora de probar un móvil más no siempre es mejor.
Pero hay otra cifra que sí es más objetiva, que suele tener menos discusión, al menos en sí misma, no sobre si es o no alta: el precio.
Analizando el HTC One M9 me he dado cuenta de que esperaba un peor móvil en varios aspectos. Las opiniones que había leído sobre él, la cámara, la autonomía y más, me hacían estar inclinado a que sería un móvil que no me iba a gustar, y no ha sido así. Pero hay un pero, casi siempre lo hay. Su precio.
Este dispositivo cuesta más que un iPhone. Más de 700 euros. Y eso hace que el nivel de exigencia sea demasiado elevado. No se le pide lo mismo a un terminal de 100 euros que a uno de 300 al igual que no miramos con los mismos ojos un smartphone de 400 que uno de 900.
Cambiar el precio cambia las exigencias
El HTC One M9 es un smartphone recomendable si su precio fuera de unos 500 euros, no de más de 700. Es cierto que posee aspectos destacables como el sonido o los materiales pero el rango de coste elegido por su fabricante hace que la crítica aumente exponencialmente.
Xiaomi es una marca que sabe esto y aunque sus smartphones son buenos la recomendación de los mismos supera su calidad y eso es porque la relación calidad precio es más alta que solo su calidad. Del mismo modo marcas como Motorola han hecho lo mismo y el Moto G es un móvil más recomendable que el Moto X pese a ser peor en términos de prestaciones.
Samsung ha intentado crear un móvil caro pero cuyo precio no nos parezca exagerado y parece que lo ha logrado en el Samsung Galaxy S6 y S6 Edge, dos terminales a los que parece que, por ahora, no les hace falta bajar el precio para vender.
Pero el ejemplo más claro lo tenemos en el LG G3, un smartphone que en el momento de salida fue muy criticado por aspectos como su pantalla y a medida que al cambiar el precio se ha convertido en la recomendación por excelencia de la gama alta de 2014. Hay móviles de su categoría mejores sobre el papel pero ninguno mejor si contabilizamos la última cifra, la más importante, la que expresa lo que estamos dispuestos a desembolsar por él y es que no en vano hay rangos diferentes de precio y recomendaciones en ellos.
Muy cierto el precio si es más bajo aunque sea de prestaciones inferiores puede ser perfecto para que la persona por ejemplo en mi caso fue un moto g dado a esa relación calidad-precio