Si pasáis tiempo en Twitter o tenéis cerca a quien sí lo pasa no habréis podido evitar el tema del día. Si ayer tocó salvar a Marcos de la temida ‘friendzone’ o decidir si dejar de comer carne procesada ante el riesgo de cáncer, hoy todo circula en torno a un tweet de nuestro querido cuerpo de @policia. El CM de dicha cuenta, aunque en este caso es una CM, se descolgó con un tweet de buenas noches que removía uno de los discursos pseudocientíficos más famosos de los últimos años, el de la radiación electromagnética y sus efectos sobre el cuerpo humano. Más concretamente, sobre nuestro sueño. El mensaje al que hacemos referencia, y también buena parte de los medios científicos y no científicos de nuestro país, es éste:
Posible causa de tu insomnio= móvil en la mesilla. La contaminación invisible de móviles y wifi puede dejarte en vela!! #DESENGÁNCHATE
— Policía Nacional (@policia) octubre 26, 2015
Por supuesto, las respuestas no han tardado en llegar a todas partes y de entre todas las burlas y ataques contra la cuenta, algo a lo que ya estamos acostumbrados en esa red social de paz, tranquilidad y tolerancia que es Twitter, ha habido bastantes intentos de arrojar luz sobre el tema.
Lejos de ser una magufada, el asunto es más bien semi-magufada, pues si bien la contaminación invisible no nos afecta sí lo hacen las pantallas de los propios móviles al encenderse, de ahí el debate. Vamos a intentar explicar un poco el tema.
La hipersensibilidad magnética no está demostrada
Aquí nos topamos con el primer gran escollo en todo esto, la batalla entre quienes creen fervientemente en la hipersensibilidad magnética y los que no. La única realidad en este asunto es que la ciencia, a día de hoy, no ha hallado relación causal entre los síntomas de los pacientes que afirman ser «alérgicos a la WiFi» y los campos electromagnéticos. El cerebro humano, no obstante, es tan poderoso que puede tanto aliviar nuestros males como causárnoslos y es por ello que muchos sostienen que creer que eres hipersensible a las ondas electromagnéticas puede causarte síntomas. La ciencia dirá en el futuro, con pruebas fehacientes, si dicho mal es real o no pero por ahora, simplemente, no se han encontrado indicios.
Con todo, porque hay que dar toda la información, la hipersensibilidad magnética ya tiene algún que otro fallo en los tribunales declarándola enfermedad laboral. En un tribunal español, en 2011, se declaró que las pruebas documentales aportadas por una demandante, acompañadas de la declaración de un perito, eran prueba suficiente para considerar que la enfermedad era real y, por tanto, incapacitante. Más leña al fuego.
Un problema son las notificaciones de los móviles
Decíamos que era más una semi-magufada porque las notificaciones producen que nuestros smartphones generen algún tipo de luz en buena parte de los dispositivos del mercado, y es dicha luz la que altera nuestro ciclo de sueño. No causándonos insomnio de forma directa, aunque pueden darse casos, sino provocando que no descansemos lo suficiente y nos levantemos realmente cansados. Seguramente todos recordemos al tan apreciado Nexus One y su bola de notificaciones, aquella que se encendía como un farolillo de feria cuando tenía algo que notificarnos. De acuerdo en que la luz era suave pero en una habitación completamente a oscuras durante varias horas, la sensación era de ser mucho mayor.
No sólo son los LED de notificación, algunos smartphones encienden completamente la pantalla para notificarnos la llegada de correos, de mensajes de Whatsapp o avisos de otras aplicaciones. Es el caso de los iPhone, por ejemplo, o de los Xiaomi. Esta función puede desactivarse pero no siempre lo hacemos, y si el móvil en cuestión está sobre la mesilla, cargándose o no, encenderá la pantalla de noche para avisarnos salvo que esté en modo avión. Esos impactos luminosos son captados por nuestros ojos que, tras los párpados, esperan pacientemente una señal de que está amaneciendo para comenzar el proceso de despertarnos.
¿Alguna vez habéis visto una Wake-up Light de Phillips? El funcionamiento es similar, aunque en este caso es voluntario. La bombilla se enciende muy lentamente simulando el proceso del «amanecer» para que nuestro cerebro inicie lo que tenga que iniciar para que abramos los ojos. Esos pequeños parpadeos de nuestros móviles pueden llegar a causarnos un «coitus interruptus» en materia de sueño y despertar, haciendo que se interrumpan los ciclos.
El otro problema, las pantallas y su uso antes de acostarnos
La luz azul generada por las pantallas de smartphones y tablets suprime la melatonina, algo ya demostrado y que indican en Xataka. Dicha hormona está relacionada con nuestros ciclos de sueño. Al suprimirla, nuestros ciclos se alteran y si bien hacen que no descansemos como deberíamos, pueden llegar a causarnos insomnio.
Así pues, ¿qué es lo recomendable? Creamos que los móviles causan insomnio o no, creamos que somos hipersensibles a la radiación electromagnética o no, creamos que hay que comer carne procesada o no, lo ideal es que los móviles descansen donde tengan que descansar pero apagados, o al menos en modo avión. Android dispone desde hace un tiempo del modo No Molestar, por ejemplo, con el que podemos cortarlo todo excepto las llamadas. Por si tenemos miedo de que pase algo y no nos puedan avisar. iOS también dispone de él por lo que la presencia en el mercado es mayoritaria.
Así que, por ahora, no hay nada que temer acerca de la contaminación invisible. A no ser que la OMS de repente reconsidere su posición al respecto.