Smartphones curvos: algo más que moda

Cada vez es menos extraño ver que los fabricantes lanzan smartphones curvos incluso en varias gamas. ¿Será una moda o han venido a quedarse?

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Desde hace tiempo, la evolución tecnológica no sigue una tendencia clara. Moda, uso, novedad y llegar el primero son, a grandes rasgos, los corceles que tiran de esa cuadriga tan pesada para adelantar al rival, pero casi nunca suelen seguir un mismo rumbo y el general se ve obligado a elegir una de entre estas cuatro direcciones obligando al resto de équidos a seguir avanzando a merced de ésta.

Smartphones resistentes al agua, con cámaras frontales vitaminadas, la invasión de los lectores de huella o una verdadera hornada de gadgets a medio camino entre un teléfono y un tablet son alguno de los ejemplos de las tendencias que ha habido en cuanto a construcción de estos dispositivos, a veces en general y otras propias de una marca, casi como seña de identidad. En un momento en que parece que primen los smartphones anoréxicos, algunos fabricantes han decido ya desde temporadas anteriores poner curvas al asunto con mayor o menor éxito. ¿Habrá también curvas en los beneficios de estos atrevidos fabricantes?

LG G Flex 2

¿Quieres curvas? Samsung es tu marca

Algo pasa con la pérdida de ángulos que capta miradas. Mucho más allá que esos difícilmente imaginables conceptos de iPhone tan futuristas como imposible con pantallas de grosor y flexibilidad equivalentes a una hoja de papel. Parece que los fabricantes se dieron cuenta de eso y quien más y quién menos intentó colar su idea de pantalla curva, aunque fuese para hacer lo que solemos conocer en términos geeksféricos como un “Y yo también”, al menos en los primeros dispositivos que incorporaban este tipo de pantallas.

Es inevitable recordar en este caso a Samsung, que asumió la curva por bandera presumiendo entre otros de wearable con la Gearfit 2 y su gran pantalla cuya curva parecía reposar sobre la muñeca como si fuese su cuna a medida (aunque no era precisamente un retoño). No tan a medida resultaron sus otros lanzamientos de pantalla caprichosa: el Samsung Round y el Note Edge. El primero tuvo sin duda un efecto notable en las manos de muchos geeks, pero porque sin siquiera verlo hizo que nos las llevásemos a la cabeza: una pantalla cóncava en su eje horizontal, al más puro estilo teja, lo cual era un buen guiño de dónde podría acabar este móvil una vez probado por la casi nula funcionalidad. Un vago pretexto de comodidad que en la práctica no fue tal, al igual que el resto de supuestas utilidades; al final esa curva sólo sirvió para correr un tupido velo y facilitar su olvido.

Samsung Galaxy S6 Edge

Caso aparte el del Note Edge. Aquí entran en juego 2 aspectos: una demostración de las de puño contra la mesa y un globo sonda tan incomprensible como premium. La irrupción de este teléfono entre tanta pantalla «convencional» era un caballo de Troya: Corea nos mostraba tan sutilmente como nos tiene acostumbrados de lo que eran capaces con una pantalla curva, aunque ésta reposara sobre un conjunto de hardware, un tamaño y un precio que casi dejaban por imposible (o quitamos el “casi“) recomendar ese teléfono. Pero dentro del caballo había un centro de registro: el Note Edge sería una prueba de reacción y la preparación de la cama para el exquisito vástago que vendría meses después no con uno, sino con dos lados curvados. El Samsung Galaxy S6 Edge se consolida por fin como la apuesta firme de Samsung por la curvatura de la pantalla, doble, y en traje de metal y cristal, y no son pocas las miradas que ya ha captado este terminal de perfil veleidoso cuando paradójicamente las supuestas ventajas de esta característica han pasado más bien desapercibidas. Si esto es un punto de inflexión, mucho le conviene a Samsung que la gráfica no imite la parábola que perfila el terminal.

¿LG de LóGica?

Los de LG no se quedaron observando desde la barrera y saltaron al ruedo con una pantalla curva y, además, un smartphone con S de Superman, por resistente y por grande. El LG Flex no fue el éxito rompedor que se entiende que pretendían presentando el primer smartphone curvo con, según ellos, máxima resistencia y una trasera con «sistema de auto-regeneración de arañazos», quizás porque en la práctica la experiencia de usuario está lejos de ser satisfactoria por ese descomunal tamaño sumado a una importante sensación inicial de extrañeza al realizar acciones tan habituales como sostener el teléfono o guardarlo en el bolsillo (no hay duda de en cuáles encajaría mejor). Y los 800€ de precio de salida tampoco ayudan.

No obstante, lejos de ser un experimento de punto y final, los de Corea han afianzado esta curva como seña de identidad en 2015, cuando ya antes del MWC ’15 la iteración de este gigantesco experimento captaba la atención de la geeksfera que esta vez ponía mejores ojos: el LG G Flex 2 es mucho más que una segunda versión, es la evidencia de que los deberes pueden hacerse y muy bien. Es coger los puntos fuertes y beneficiosos y encajarlos en un tamaño más contenido buscando la comodidad que su predecesor pisoteó y equilibrar las especificaciones para que el terminal sea más redondo (nunca mejor dicho), con algo menos de batería (sobre el papel, 500 mAh menos), FullHD (y nada de 2K con calzador, como su primo el LG G3) y las pertinentes actualizaciones de CPU, cámara y demás. Así se aprueba, LG, y no con un cinco pelado.

LG Flex 2 perfil

Y la concavidad no se queda en los terminales grandes y de gama alta. Recientemente pudimos ver y tener las primeras tomas de contacto con la hornada de teléfonos que LG ha lanzado para cubrir sus media y baja gama (podéis ver vídeos informativos de éstos y el resto de teléfonos presentados en el canal de FAQsAndroid), y de entre los 4 terminales 3 adquieren esta curvatura (aunque más sutil), confirmando así la apuesta de LG que puede incluso que tenga más sentido en estos terminales dado su menor tamaño, resultando más ergonómicos.

Toboganes vs mecedoras

LG G Flex 2 v iPhone 6Los smartphones curvos parecen pues algo más que una moda y dibujan en la autovía de la evolución de los smartphones varias alternativas a lo establecido, la posibilidad de girar y no seguir recto. Samsung y LG han decidido romper un status quo definitivamente con una idea de genética parecida, un torno alfarero con una pieza de arcilla innovadora que cada uno ha moldeado a su manera.

El S6 Edge es ese Samsung tan poco Samsung que pretende dar sentido a lo que captó atención más por estrambótico que por útil cuando su antecesor, siendo una versión mucho más refinada, “cómoda” y elegante de éste (y de menor precio). Comodidad entrecomillada por la ergonomía inversa del modelo, algo que ya comentamos en las primeras impresiones y que habrá que ver en qué medida los ángulos agudos que se clavan entre nuestras falanges penaliza la experiencia, unido a una tímida utilidad en la práctica que de momento no pesa en exceso como pretexto para decantarse por él. No tanto al menos como el diseño, alabado por no pocos pese a ser un imán para huellas y jugar con nuestra percepción del color según la luz.

Puede que LG sí consiga que nos retractemos un poco de los misiles y cerbatanas que en su momento lanzamos al primer Flex con una curva que mejore ángulo de visión, sea ergonómica y, según tamaño, favorezca el relleno de sus tripas con ansiados miliamperios, así como evitar que el sonido quede preso por la superficie de apoyo (como ocurre con el G3) al haber distancia con ésta por el ángulo. Unos beneficios teóricos que tendrían que luchar contra la costumbre, contra esa endémica tranquilidad de que tu terminal no se balancee al dejarlo reposar. Puede que la cosa se ponga divertida si se cumplen los rumores y el esperado LG G4 luce este mismo perfil y si, esta vez sí, LG hace bien los deberes.

¿Será alguna de todas éstas la definitiva curva de la felicidad?

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