iPad mini: opiniones y adaptación

Opiniones, experiencias y consejos para conseguir una mejor adaptación y optimización del iPad mini a iOS 8.

0

En tecnología, el “nunca digas de este agua no beberé” está a casi a la orden del día: nada es permanente en esta vida, y tan variables pueden ser nuestras necesidades como nuestros gustos, a lo cual hay que añadir la avidez de los fabricantes, cuyos incesantes engranajes mueven esas fábricas de deseos con productos que caen por goteo en nuestras wishlists más caprichosas. Basta con que alguien lance el producto adecuado en el momento adecuado, y eso es mucho más probable de lo que parece teniendo en cuenta los ciclos de lanzamiento de los fabricantes y el tan presente “culo veo, culo quiero” en las esferas geeks queramos admitirlo o no.

Obviamente aquí hay limites y casos y, al final, quien golpea la maza en el estrado es el autocontrol: por mucha tentación que exista, si se piensa con la cabeza y no se escucha a ese diablillo tecnópata que nos susurra y anima al gasto, se adquiere sólo lo necesario, aunque esto también tiene su gracioso entrecomillado.

iPad mini: opiniones y adaptación

Os habla alguien que os escribe sosteniendo una adquisición por capricho que poco a poco se ha ido disfrazando de necesidad. Pero hay disfraces y disfraces, y en este caso es más bien como el de Superman: si no vemos a Clark Kent es porque no queremos y no porque quitarse las gafas y enfundarse unos slips rojos sea suficiente. El caso es que, sea como sea, el iPad mini entro en mi casa y en mi rutina y codeó hasta hacerse su hueco en ella, desplazó al ordenador y al smartphone justificando esa pseudo-necesidad representando cierto puente entre ellos: «Conmigo descansarás de smartphone y necesitarás menos el ordenador», me dijo.

Así sigue siendo, pero con la cada vez más farragosa batalla con un software encajado con calzador como cuando una de las hermanastras de Cenicienta intenta entrar su grueso pie en ese pequeño zapato de cristal. Llegan los nuevos sistemas, llegan las actualizaciones, pero los bugs permanecen, a veces se van y otras vuelven tras haberse ido. Hasta el punto que yo, una detractora acérrima de la duplicidad de apps/servicios, he tenido que bajar las armas en este sentido en cada vez más usos y, pese a tener preinstaladas las apps de la casa, recurrir a las de terceros, y tener una experiencia de usuario decente. Os cuento mis cuatro jinetes de la salvación.

Un buen navegador para una buena grumete

Safari, con ese nombre, es la paradoja de una exploración satisfactoria en el iPad desde iOS 7. Superado aquel bug cubista en los elementos de la interfaz, el navegador sigue sin soltar los lastres que debería, siguen los trompicones y para quienes somos de pestaña fácil es exasperante. Por eso he decidido echar el ancla y lanzarme al mar, concretamente a hombros de un delfín.

iPad mini: opiniones y adaptación

Dolphin no es un navegador nuevo, pero sí es una opción muy completa y, lo más importante, funciona mejor y carga más rápidamente que su homólogo nativo. Incluye muchas opciones de personalización para que adaptemos las acciones a nuestro gusto, así como la opción de asignar trazos para un determinado sitio web. Si somos usuarios de la sincronización de pestañas entre dispositivos, el navegador ofrece la posibilidad de conectarlos o compartir links, y en este sentido también existen múltiples posibilidades que incluso puede que ya estemos usando como Clips (de la cual tenéis más información en este post).

Correos a mí, pero Mail ni con un palo

iPad mini: opiniones y adaptación

El cliente de correo perfecto es mi utopía favorita. Aquí es inútil escapar de la subjetividad, porque el mejor cliente (de lo que sea) es el que más se ajuste a tus necesidades y gustos, pero sinceramente creo que, a pesar de que mejoró con la llegada de iOS 7 y 8, Mail sigue dejando que desear, incluso para usuarios básicos, y aún siendo un servicio nativo, su insuficiencia lo invalida como cliente de cabecera en no pocos usuarios que usan iOS y Mac. Empezando porque nosotros, los geeks inquietos de la multiplataforma perpetua (los cariñosamente apodados como zorrones geek) lo descartamos casi de buenas a primeras por limitarse sólo a la manzana, aspectos como la frecuencia mínima de actualización sean 15 minutos o que el conjunto de interfaz y gestos aún no resulte tan intuitivo y útil como otras hace que finalmente nos decantemos por alguna de las numerosas opciones más personalizables, funcionales y gratuitas que existen, como Mailbox o CloudMagic, conocidas por su versatilidad y buena adaptación de los swipes.

Mensajes: el eterno de par en par

Aún dejando a un lado los casos en los que directamente casi olvidamos esta app si somos de alternar sistemas operativos, Mensajes sigue sin ser el servicio que podría tanto por lo parco de sus ajustes como en algunos molestos fallos que, sin ser habituales, siguen entorpeciendo la absoluta buena experiencia con ella. Mientras mejora, se abre, se cierra, y corrige bugs (aunque a ritmo demasiado lento para el caso), otros servicios multiplataforma y gratuitos tejen su telaraña ayudados por la curiosidad insaciable de los geeks, que nos lanzamos a probar todo lo que salga (sobre todo si es minimalista y cool) , y se erigen como alternativas reales y prácticas pasada la barrera de ese mainstream pasajero. Telegram, Slack o Hangouts no ponen pegas (al contrario) a su instalación en cualquier dispositivo (no excluyente) y, siendo gratuitas, mejoran (algunas con mucho mejor ritmo que otras) para disponer interfaces funcionales y cómodas así como posibilidades que, como en el caso de Slack, acaban consolidando estos servicios incluso como verdaderas herramientas de trabajo.

La dicotomía del musicófago

La seductora y equivocada idea de poder decir que la música que compramos es nuestra se da de bruces con la posibilidad de tener un catálogo aparentemente infinito de canciones. En este sentido, iTunes es, pese a su nombre y a su icono, mucho más que un reproductor y biblioteca musical consolidándose como el software patriarca de sincronización y contenido multimedia de Apple, aunque no está exento de polémicas y detractores, no sólo por ser la antítesis de la intuición, sino por algunos molestos bugs en su app de iOS que parece que finalmente quedaron enterrados. No obstante, dejando a un lado este aspecto, quizás no seamos el tipo de oyente que la plataforma de las corcheas perfila y, aunque tengamos nuestros artistas de cabecera y de vez en cuando compremos su sonido ya sólo por devoción, puede que estemos más cómodos con una solución que, económicamente, compensará a largo plazo según nuestro gusto musical y cómo y dónde la escuchemos.

iPad mini: opiniones y adaptación

No obstante, los principales servicios de música en streaming no han priorizado el iPad en sus labores de desarrollo y la experiencia variará bastante según qué servicio usemos. Google deja su faceta de gigante manipulador en este caso descuidando uno de sus tentáculos y siguiendo sin crear una app para iPad de Google Music, teniendo que recurrir a utilizar la de iPhone (cuya navegación deja que desear frente a otras) aumentada (recurso que te hace viajar al pasado), por lo que, dado que los precios se van igualando y hay una útil atmósfera de competencias de ofertas puntuales, probablemente nos compense optar por el ya familiar Spotify o su nada modesto rival Deezer (aunque algunas mejoras pendientes en sus apps no le dejan ascender más en el podio).

Las buenas máquinas requieren su mantenimiento

iPad mini: opiniones y adaptación

Al final, es el equilibrio entre el minimalismo de apps y las opciones más competentes lo que hará que la experiencia de usuario mejore en un dispositivo que parece arrastrarse en espiral hacia el desagüe del olvido por parte del imperio que un día lo presentó al mundo en su regazo como su niña bonita. Es la realidad del tándem hardware-software: aunque adquirimos la tecnología para que ésta esté a nuestro servicio, en la práctica la satisfacción en nuestra experiencia de usuario siempre mejorará si de vez en cuando nos atamos un imaginario cinturón de las herramientas y nos sentamos a aligerar y a pulir el software de nuestro dispositivo. No es menos útil la herramienta que antes envejece, sino la que peor se mantiene, y eso está en nuestra mano.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here