Hay cosas que prácticamente cualquier persona mira cuando se va a comprar un nuevo móvil: tamaño de la pantalla, cantidad de los megapíxeles que es capaz de crear la cámara de fotos, por supuesto el precio y alguno que otro más.
Actualmente hemos llegado a un nivel en el que los móviles de menos de 200 € tienen potencia y calidad suficiente como para ser una muy buena opción para la inmensa mayoría de los usuarios. Sin embargo hay un aspecto que poca gente mira y que en mi opinión es el talón de Aquiles de toda esta gama: la memoria interna.
Hace no tantos años que un móvil tuviera 300 o 400 MB internos de memoria era algo bastante normal y utilizar una micro SD era prácticamente una obligación.
Actualmente la gama baja se ha establecido casi unánimemente en los 8 GB de datos internos normalmente con posibilidad de ampliar también con tarjetas externas. Alguna alternativa hay con 16 GB pero no es lo común.
Podríamos pensar que si hace no tanto tiempo con unos cuantos cientos de megas teníamos suficiente actualmente con varios miles deberíamos estar mucho mejor, pero no es así. Por varios motivos.
Para empezar el sistema operativo ocupa cada vez más espacio y esto es lógico, las mejoras de Android han de memorizarse en alguna parte. De los 8 GB del chip lo normal es tener libres entre 4.5 y 5 GB reales.
Por otro lado las aplicaciones cada vez ocupan más espacio y no hablamos solamente del espacio necesario para la instalación de la misma si no lo que es capaz de almacenar en la caché, que al fin y al cabo es memoria propia de la aplicación. Aplicaciones como Facebook o WhatsApp pueden llegar a generar 1 GB de datos cada una. Eso sin contar con lo que ocupan los juegos actuales algunos de los cuales rozan los 2 GB.
Además el propio contenido generado por el usuario requiere cada vez más espacio y es que las cámaras ya no tienen 3 o 5 Mpx sino que se van a las 13 en muchos casos y el espacio necesario para cada fotografía aumenta. Y pasa lo mismo con los vídeos siendo ya muy normal que podamos grabar en calidad full HD, resolución que no tenemos que olvidar es la que es capaz de reproducir la inmensa mayoría de televisores del país, así que no hablamos de poca cosa.
Por si esto fuera poco tenemos que sumar dos nuevos factores que dependen, y mucho, de los fabricantes de móviles Android.
Durante algún tiempo después de su lanzamiento tenemos que reconocer que Android no era el sistema operativo más elegante y bonito del mundo así que los fabricantes optaron por crear e instalar capas gráficas propias que corrían por encima del sistema. Esto ha mejorado, y en algunas ocasiones sigue haciéndolo, la usabilidad del propio sistema pero recorta un almacenamiento que ya de por sí es escaso.
Pero quizás el caso más sangrante de todos los que vamos a mencionar en este artículo es el que se refiere a las aplicaciones preinstaladas. Y no hablamos de las aplicaciones que vienen de serie con cualquier móvil Android certificado por Google, es decir, las del pack que nos permiten utilizar cosas como Gmail, Maps o la propia Google Play Store.
Ni siquiera hablamos de aplicaciones creadas por los fabricantes para sacarle el máximo partido al hardware como puede ser una aplicación para hacer uso del chip NFC, la aplicación de radio que es lógico que venga instalada si el móvil tiene radio FM o la aplicación que permite hacer uso del sensor de infrarrojos en algunos móviles.
Las apps preinstaladas deberían reducirse a las de Google y las necesarias para usar el hardware
Nos referimos a aplicaciones que, sean interesantes o no, no tiene sentido que vengan de serie puesto que el usuario pueda instalarlas si quiere y esa elección es clave. Aplicaciones como Facebook, Twitter, WhatsApp, Flipboard o Evernote son útiles cada una para una función pero que vengan preinstaladas es absurdo puesto que cualquier usuario puede descargarlas de forma gratuita. Está claro que el motivo no es facilitar al usuario el uso de las mismas sino generar unas sinergias con los creadores de las aplicaciones que verán como cientos de miles de instalaciones vendrán dadas simplemente por la compra de un móvil.
Peor aún son las instalaciones de aplicaciones de calidad bastante inferior y es que no son pocas las veces que a la hora de analizar un móvil Android tenemos que ponernos a desinstalar decenas de aplicaciones o juegos que no entendemos cómo pueden venir de serie, sobre todo en móviles que de por si tienen una capacidad limitada de almacenamiento.
Hay marcas que están haciéndolo realmente bien en este aspecto como bq o Motorola y realmente creemos que, independientemente de la estética que cada fabricante quiera aplicar a Android, las aplicaciones preinstaladas deberían minimizarse o erradicarse.
Una de las razones por la que también hay escasa memoria interna es por la manía que tienen las marcas de particionar la memoria , en muchas ocasiones en 8gb si la rom ocupa 2 gb (por poner un ejemplo), hacen una partición de 4 y 4 y de esos 4gb de memoria interna solo te quedan 2gb para aplicaciones. Si no particionaran en este caso tendrías 6gb para instalar APP,s junto con todo lo demás que generen las aplicaciones o las fotos o la música vídeos etc. I que decir que 8gb en cualquier móvil hoy en día es quedarse corto, si no dispone de slot para tarjetas microsd yo ni pensaría comprar ese móvil.