2015: el año del ajuste manual en las cámaras de móviles

Tras los últimos lanzamientos nos preguntamos: ¿están los fabricantes de smartphones potenciando esas impresionantes cámaras con el ajuste manual?

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La expresión “patrón común” en tecnología no tiene cabida en esencia. La variabilidad de un mismo producto, en pro de adaptarse a los variopintos gustos de la masa hambrienta de nuevos y más completos gadgets, es un hecho, y hay fabricantes incluso que parecen tratar de abarcar bastantes de estos gustos en alguna(s) de sus gamas. En parte por esto, hablar de evolución en tecnología, y en concreto en los smartphones y sus tendencias, quizás tiene más sentido de manera cortoplacista y acotando por características, y no deja de ser entretenido (al menos para algunos geekfermos). Y algo que parece vislumbrarse tras los últimos lanzamientos de terminales de alta gama (oficiales o no, como la supuesta filtración del LG G4), es una mayor dependencia del usuario para obtener mejor rendimiento de un teléfono y en concreto de su cámara. Cuando el iPhone sigue siendo el objetivo de comparaciones para cada flagship Android que nace, ¿están los fabricantes alejándose del Mighty Auto de iOS para potenciar el ajuste manual por parte del usuario?

Ajuste manual en cámaras Android

La justificación de la disparidad

La condición humana también hace al geek y Twitter y los foros pueden convertirse en verdaderos hervideros de opiniones contrapuestas de un mismo aspecto durante días al más puro estilo batalla de trincheras. “La cámara del [inserte aquí modelo de smartphone] es basura”, y empiezan las granadas. Comportamientos de estudio aparte, esto resulta interesante cuando resulta que puede que ambos bandos tengan parte de razón: la valoración de una cámara de un smartphone tiene dos vertientes y, según de qué tipo de usuario hablemos, lo de “buena” y “mala” se relativiza. Me explico.

Veamos 2 flagships que he tenido la suerte de analizar (y recientemente): el Nexus 6 y el LG G3. En un principio la cámara de ambos teléfonos no recibía precisamente caricias: la reputación de estos teléfonos dibujó una diana que recibió cerbatanas cargadas de desprestigio cuando se empezó a hablar del desempeño de sus cámaras, impresión muy alejada de lo que se esperaba viendo sus tripas sobre el papel. Sin embargo, esto no quedó así y vinieron las alabanzas y las fotos que sí se esperaban de esos hardwares. ¿Quién tenía la razón entonces? Probablemente ambos bandos (dejando todo lo radical fuera de cualquier consideración, como siempre).

Análisis Nexus 6

En estos 2 casos se trata de cámaras que no son malas per se, pero que cuyos softwares (bien a nivel de sistema y/o bien a nivel de app) significan más un handicap que una ventaja, enturbiando la experiencia y, por tanto, la opinión de un usuario que se limite a un uso estándar y no se preocupe de sacar el jugo que el fabricante no ha querido podido. Y se comprueba cuando existe esa simbiosis entre la obstinación y la curiosidad de ciertos usuarios y esos desarrolladores terceros que ponen al alcance de los primeros los juguetes necesarios en forma de app para hacer brillar las ópticas. ¿Son buenas cámaras? Sí. ¿Son buenos desempeños? No, nefastos. No hay que ser este último tipo de usuario ni mucho menos para querer lanzar por la ventana el teléfono cuando ante unas condiciones no demasiado exigentes haya que estar 10 minutos para acertar el grado de inclinación de la pantalla y el encuadre óptimos para que la foto no sea un caos de sombras o una estampa quemada. Queda saber hasta qué punto esto es descuido o dejadez.

Pocas nueces pero mucho ruido viniendo

Hasta el momento los ajustes manuales en las apps presintaladas, ya sea la de Google como las propias de las capas de personalización de los fabricantes, son más bien tímidos, lo que para mí tiene una justificación pese a quien le pese (a mí): un smartphone ha de tener una “smartcam” y un smart-todo, y esto implica que no sea el usuario quien ponga la parte “smart” (hasta cierto punto). Es a lo que juega (y muy bien) Cupertino, que sin ni siquiera acercarse a la manida guerra de los megapíxeles barre con su ajuste automático y su resultado con una velocidad de disparo destacable (incluso en HDR). No obstante, en iOS hemos visto cómo de manera progresiva y a goteo se ha ido añadiendo alguna opción manual, como el control de la exposición por deslizamiento o el bloqueo AF. Esto puede que fuese el signo patente de que hay una correlación entre usuario exigente a nivel de cámara y cazador de flagships (early-adopter o no): la desconfianza natural de lo automático cuando «se entiende» también va intrínseca en lo de ser humano.

Añadir soporte RAW ya causó chiribitas en los ojos de los habituales de Lightroom y similares

En este sentido, parece que los nuevos buques insignia reaccionan (¿por fin?) a esta exigencia ruidosa en los mentideros 2.0 y, por otra parte, a respaldar así cámaras que pese a ocupar unos milímetros han desplazado a las compactas y a veces hacen algo más que toserle a modelos algo más avanzados. Añadir soporte RAW ya causó chiribitas en los ojos de los habituales de Lightroom y similares, convirtiéndose en un reclamo para éstos, y materializando al parecer el germen de una tendencia a vitaminar las apps de cámara preinstaladas con una mayor cantidad de controles manuales para satisfacer a este pejiguero porcentaje de público (y, al mismo tiempo, dejar sin excusas a quienes apuntan con el fusil al sensor cuando móvil aún ni ha pisado la calle).

Samsung-Galaxy-S6-Edge-frontal-800

No en vano, Samsung lo ha incorporado en el modo (convenientemente bautizado como) Pro en el S6, un teléfono cuya cámara acaricia casi desde su salida el trofeo de mejor cámara de smartphone del año 2015 sin especificar plataforma [carraspeo]. Así, el LG G4 parece, según ese pseudo-lanzamiento que ha supuesto la presunta (y oportuna) filtración de todas sus características, también incorpora una cámara con especificaciones realmente deliciosas y una app a la altura de éstas (como podéis ver en el link anterior) que, aunque es pronto para decir nada, han provocado un reojo simultáneo multitudinario en esas ansiosas miradas que esperan la carnaza desmenuzada de quienes andan probando el obús coreano recién salido del horno.

¿Simbiosis aparente o mera quimera?

Puede que esto sea otra de esas tendencias relativamente fugaces de las que hablábamos al principio, como lo fue (con permiso de Google y su ritmo alternativo al mundo) aquello de fabricar smartphones gigantes, pero al menos esta última hornada de flagships parece querer destacar por dar al usuario el caldo nutritivo para que se obtenga el mejor resultado con la cámara sin que exista el pretexto de que “el fabricante no quiere” (en principio, porque que la app de la capa de fabricante permita estos ajustes no significa que los deje a disposición de apps de terceros). Por suerte parece que la guerra de los megapíxeles tocó techo y los fabricantes se centran en números más pequeños y bien aprovechados como el archicomentado f/1,8, y quedan atrás conceptos como el ultrapixel de HTC (esto es un pasito en la buena dirección, aunque el resto haya decepcionado). Luego está el siempre divertido pasatiempo conspiranoico de buscar el marketing subliminal a todo, y esto no deja de ser un azucarillo al ego del heavy user de la cámara, con eso de que el fabricante ponga a disposición una paleta de ajustes Pro para que éste se luzca, lo que en términos económicos viene a ser ni más ni menos que otro gancho (sobre todo si este perfil de usuario suele tener buen bolsillo).

HTC One M9

Veremos si en lo que queda por recoger de la cosecha de la alta gama establece o esfuma esta aparente tendencia, las inciertas Sony y Google y si habrá alguna novedad a este respecto en el rey del modo auto con iOS 9 y se podrá ajustar manualmente algo más (o habrá soporte RAW y nos sacarán la lagrimita). Todo esto sin descuidar el modo automático (incluyendo los HDR) como ha ocurrido con los terminales que hemos mencionado. Desde luego, la cámara y sus resultados es algo que el sector de público en el que nos movemos prioriza y pone alto el listón, y serán los principales (¿y únicos?) beneficiados si esto se convierte en una constante y los fabricantes apuestan por el propio usuario dejándonos jugar para que saquemos el mayor jugo de su producto.

2 comentarios

  1. Anda que no echo de menos yo unos ajustes completamente manuales… Al menos igual que los que ofrece Lumia Camera. No son la panacea, pero sí que permiten un ajuste semi profesional que viene bien a los más inquietos en fotografía móvil.

    • Eso es. Yo tengo el móvil para no calentarme la cabeza con las fotos, pero si no se la calientan ellos haciendo un auto decente, al menos que me dejen toquetear a mí. Y tiene sentido además tanto por el perfil de usuario que somos más inquietos como porque las cámaras cada vez son más potentes. Lo que opino es que Samsung nos debería dejar un S6 y S6 Edge para que pudiésemos verificar que el modo Pro es tal, y lo mismo con el G4, claro 😛

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